Tributo a Pablo Casals en Tres Tiempos
Horace Gill
(Octubre 2018 – Marzo 2019)
“Para el mundo, Pablo Casals fue un reconocido violonchelista. Para mi familia y para mí, fue un amigo”.
Así describió Cecilia Gill, esposa del fotógrafo Horace Gill, al Maestro Casals, palabras que evidencian la estrecha relación de amistad que existió entre ambas familias. Este vínculo se ve reflejado en las imágenes que se presentan en esta exposición creadas por el fotógrafo puertorriqueño que ofrecen un relato de la vida del Maestro en Puerto Rico.
La frase “tres tiempos”, utilizada en el título de la exposición, alude al compás, ese que divide el tiempo en una pieza musical, y muy propio para bautizar un proyecto dividido en tres fases dedicado a enaltecer la memoria del Maestro Casals. La cantidad (121) y la riqueza temática de las fotografías que componen la colección ha permitido la organización de tres exposiciones: “Casals y la Música”, “Casals en la Intimidad” y “Casals y la Sociedad Puertorriqueña”, que serán inauguradas consecutivamente.*
El Maestro Casals declaró en múltiples ocasiones que sus últimos diecisiete años, en los que Puerto Rico se convirtió en su residencia principal, fueron los más felices y productivos de su vida. Durante este tiempo, el Maestro realizó valiosas aportaciones a nivel local e internacional. Sus contribuciones durante estos años cambiarían el panorama musical de la isla permanentemente y fueron fomentadas por su sueño de convertir a Puerto Rico en el “centro musical de las Américas”. Con el apoyo del gobierno local, inaugura el Festival Casals en el año 1957 y reconociendo la necesidad de fomentar el desarrollo de la música clásica en Puerto Rico, participa en el establecimiento de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico en el año 1958 y también del Conservatorio de Música, inaugurado en el año 1960. Internacionalmente, el Maestro aceptó la invitación del presidente John F. Kennedy para presentarse en la Casa Blanca en el año 1961, dio comienzo a su gran “Cruzada por la Paz” en el año 1962, que lo llevaría a presentar su magnum opus, el oratorio El Pessebre en cincuenta y cinco ocasiones en los más importantes escenarios del mundo hasta el año de su muerte en 1973 y solidificó su sitial como embajador de la paz mundial, recibiendo la primera Medalla de la Paz otorgada por la Naciones Unidas en el año 1971.
La colección de fotografías de Gill, cuyo proceso de revelado fue realizado personalmente por el propio artista en el año 1993, también otorgan la oportunidad de que sean estudiadas y valoradas no solamente por el tema que presentan – imágenes de Pablo Casals en Puerto Rico, pero también como obras de arte independientes, ejemplos de una técnica prácticamente obsoleta en el mundo digital en el que vivimos.
Este proyecto se lleva a cabo gracias a la generosidad de la Colección Horace Gill, a la colaboración de la Fundación Luis Muñoz Marín, el aval de The Pablo Casals Foundation of New York, Inc., y se hace realidad con el apoyo de Aerostar Airport Holdings, LLC, y del Maestro Asdrúbal Colmenárez.
* Por motivos de la pandemia ocasionada por el Covid-19 y las restricciones relacionadas, los últimos dos “Tiempos” de la exposición no se llevaron a cabo.
Gill frente a Casals, Retratando al Hombre para la Posteridad
Ensayo curatorial de la exposición Horace Gill: Tributo a Pablo Casals en Tres Tiempos
Iraida Rodríguez-Negrón
Curadora de la Exposición
Coordinadora, Galería de Arte UPR Carolina-Espacio de Investigación Visual
“The Man, Pablo Casals”, así se titula el álbum que acompaña la colección de fotografías del Maestro Casals (1876-1973) capturadas por Horace Gill (1925-2008). Una colección de imágenes, pruebas fotográficas y reflexiones documentadas por Cecilia Gill, la esposa del fotógrafo, clara evidencia la estrecha relación de amistad que existió entre ambas familias y que se ve reflejada en las fotografías presentadas en la exposición Horace Gill: Tributo a Pablo Casals en Tres Tiempos.
“Las cosas pasan porque tienen que pasar”, así declaraba su fe en el destino el Maestro Casals, como atestigua su viuda, la señora Marta Casals Istomin, violonchelista puertorriqueña y reconocida gestora cultural que le acompañó durante las últimas casi dos décadas de su vida.[1] Ese mismo destino es el que le permite a la Galería de Arte UPR Carolina-Espacio de Investigación Visual presentar esta gran colección de fotografías de Gill durante el año académico 2019-2020, apenas a dos años de la celebración del sesenta aniversario de la fundación de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico, y a casi exactamente sesenta años de la inauguración del Conservatorio de Música de Puerto Rico, celebrando así dos sucesos que manifiestan la contribución transformativa del Maestro Casals al panorama musical puertorriqueño.
Horace Gill: Tributo a Pablo Casals en Tres Tiempos
La frase “tres tiempos”, utilizada en el título de la exposición, alude al compás, ese que divide el tiempo en una pieza musical, y muy propio para bautizar un proyecto dividido en tres fases dedicado a enaltecer la memoria del Maestro Casals. La cantidad (121) y la riqueza temática de las fotografías que componen la colección ha permitido la organización de tres exposiciones: “Casals y la Música”, “Casals en su Hogar” y “Casals y la Sociedad Puertorriqueña”, que serán inauguradas consecutivamente*.
Por otro lado, la palabra “tributo”, que perfectamente describe la colección – pues es indiscutiblemente un “tributo a Pablo Casals”, ha sido utilizada sin excepción en todas las ocasiones en las que se ha presentado al público. Estas fotografías fueron expuestas por primera vez el 15 de abril de 1993 en la Florida International University. La exposición A Tribute to Pablo Casals, coordinada por Gill y su hijo menor, Jacob (quien estudiaba en dicha universidad), en conjunto con la señora Gill y la señora Casals Istomin, fue organizada como parte de una campaña de recaudación de fondos para la Asociación de Estudiantes Puertorriqueños de FIU.[2] Según Cecilia Gill-Amado, hija de Gill y actual propietaria de la colección (Horace Gill Collection), el fotógrafo realizó personalmente el revelado de las fotos, pues este era “muy perfeccionista y le gustaba controlar todo el proceso”.[3] Este hecho acentúa el valor de esta colección de fotografías otorgando la oportunidad de que sean estudiadas y valoradas no solamente por el tema que presentan – imágenes de Pablo Casals en Puerto Rico, pero también como obras de arte independientes, ejemplos de una técnica prácticamente obsoleta en el mundo digital en el que vivimos. Un año después, la misma selección de imágenes fue presentada en la biblioteca del condado de Broward en la Florida con motivo del Mes de la Herencia Hispana bajo el título A Tribute to Pablo Casals, A Celebration of Puerto Rico, enfatizando así la relación estrecha del Maestro Casals con la isla. El diseño y montaje de la colección de fotografías no varió en estas dos exposiciones, en las cuales tampoco se realizó una investigación curatorial sobre las obras y no se presentó una biografía completa de Gill. Por tal motivo, la exposición organizada por la Galería de Arte UPR Carolina contribuye a dilucidar muchas interrogantes relacionadas a las fotografías y a la historia de su autor, pues presenta por primera vez una biografía inédita del fotógrafo y contribuye novel al estudio de la historia de la fotografía en Puerto Rico.
Pasaron casi dos décadas antes de que las imágenes, como colección, vieran la luz nuevamente, en esta ocasión por primera vez en suelo puertorriqueño, gracias a una iniciativa del entonces director del Museo Casals, el profesor. José Delannoy. Este último le ofrece al Taller de Diseño Comunitario de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Puerto Rico, dirigido por el Arq. Elio Martínez-Joffre, la oportunidad de realizar un proyecto utilizando imágenes de Gill.[4] Presentando una propuesta innovadora, como las que caracterizan a dicha organización, un grupo de estudiantes diseñaron un proyecto utilizando reproducciones digitales de las fotografías de Gill, que expusieron en el vestíbulo de la Sala Sinfónica Pablo Casals en el Centro de Bellas Artes en Santurce. Titulada Un tributo a Pablo Casals en su Sala Sinfónica, esta exposición, organizada temática y cronológicamente, presentó solo una selección de las imágenes. Una de las motivaciones principales del evento fue revivir la memoria del Maestro Casals, a quien no se le había dedicado proyecto expositivo por varios años, y su apertura marcó el comienzo de la temporada 2012 de la Orquesta Sinfónica.
La colección de fotografías de Gill, procesadas por el propio artista con motivo de la exposición de 1993, se presentan formalmente por primera vez en Puerto Rico en la Galería de Arte UPR Carolina. Además, también es la primera vez que se estudian los materiales que acompañan la colección: el antes mencionado álbum de fotos organizado por la señora Gill y otro álbum que preserva un sinnúmero de recortes de periódicos, revistas, programas de conciertos y actividades especiales, cartas y telegramas, que, como relatado por Gill-Amado, ella misma organizó cuando joven durante unas vacaciones de verano a petición de su madre. Ambos son una mina de información para cualquier estudioso del tema y son presentados al público por primera vez en esta exposición.
“Un hombre con una cámara se enfrenta a un hombre con un violonchelo”
Una selección de fotos por Gill, no necesariamente relacionadas a la colección presentada en la Galería de Arte UPR Carolina, fueron incluidas en una exposición de fotografías del Maestro Casals en el Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP) en 1972.[5] La muestra, con imágenes creadas desde finales del siglo diecinueve, fue organizada por Héctor Campos-Parsi, entonces director de música del ICP, e incluía no solamente fotos por Gill, pero también por otros reconocidos “retratistas” del Maestro como Jack Delano, Fritz Henle, el mismo Campos-Parsi y el reconocido fotógrafo lituano-americano, Vytas Valaitis.[6]
Son Henle y Valaitis los fotógrafos comúnmente asociados con la imagen del Maestro Casals. El último, fotógrafo de la revista Newsweek, dedicó varios años de su vida a capturar miles de imágenes del Maestro.[7] Henle, por su parte, quien conoció a Casals a través de Campos-Parsi, realizó una colección de retratos que deleitaron al Maestro, producto de dos visitas del fotógrafo al Maestro Casals y a su esposa en su última residencia de la Urbanización Monterrey en Río Piedras, Puerto Rico. En ocasión de la exposición de 1972, Henle narra que durante su visita “[Casals] estaba en su hermoso mundo musical. (…) El enorme cuarto de música es extraordinario, y el hombre tiene una cara fascinante”.[8] En la exposición del ICP también se registra la importancia de la figura de Gill, cuando es identificado como un “amigo cercano de la familia Casals, quien es reconocido por retratar a Casals el hombre no el músico”.[9]
Horace y Pablo
“Para el mundo, Pablo Casals fue un reconocido violonchelista. Para mi familia y para mí, fue un amigo. Para mis hijos, fue su padrino. Mi esposo y yo fuimos los padrinos en su boda con Marta. (…) Nuestro primer encuentro fue simple, fue en Punta Las Marías. Llegó a mi patio y simplemente me dijo, “Soy su vecino”. Nos saludamos. Nunca imaginé que nuestra amistad florecería como lo hizo, considerando que no soy música. (…) Pero la vida, tiene una manera de cambiar su rumbo inesperadamente”.[10]
Así “rememora” la señora Gill al escribir sobre el Maestro Casals. Gill y Casals, dos familias que se cruzan por los azares del destino, que formarán un vínculo que perdura hasta el día de hoy.
Fue en el año 1957 cuando se llevó a cabo ese encuentro.[11] Horace y Cecilia Gill recién se habían mudado de Nueva York a Puerto Rico. Una joven pareja que regresaba a su tierra a disfrutar de las oportunidades ofrecidas por la economía boyante en la isla durante la década de los 1950s. Rentaban un pequeño apartamento en la parte posterior de una residencia en Punta Las Marías que colindaba con la residencia de Casals en la calle Bucaré. Esa amistad que comenzó con un simple saludo fue creciendo poco a poco. En ocasiones, Casals le tocaba el violonchelo al hijo mayor de la pareja, Horace, apenas recién nacido. Gill documentó el primer paseo de Casals por el vecindario luego de su convalecencia tras el ataque cardiaco sufrido en abril de 1957. Pero poco tiempo después ocurrió un evento inesperado que los marcó a todos para siempre, y que también solidificaría su amistad. El pequeño Horace fue encontrado muerto por su madre a los tres meses de vida. Sus gritos y sollozos conmocionaron a Casals, quien corrió a socorrerla tan pronto escucho “el mismo grito que yo oía cuando a mí madre se le morían los hijos.”[12]
Ambas familias vivirán algunos de los momentos más importantes de sus vidas. Casals y Marta Montañez contraen matrimonio por la iglesia católica en una capilla de la Parroquia La Piedad, Isla Verde, Puerto Rico en el 1958, siendo testigos de este enlace los esposos Gill, quienes fungieron como padrinos de la boda. En el 1959, nace la pequeña Cecilia, o Cecily como le llamaba su madre y un año después, en 1960, nace Jacob. Ambos niños ahijados de los esposos Casals. Gill-Amado aún conserva vivos recuerdos de los tiempos compartidos en la casa del matrimonio Casals en Isla Verde – momentos documentados en un sin número de fotografías que son parte de la colección.
Gill sintió un interés por la fotografía desde muy temprana edad. Esto lo llevó a enlistarse en la Fuerza Aérea de los Estados Unidos porque reconoció que allí recibiría el entrenamiento necesario para dominar las tecnologías más avanzadas.[13] Durante este conflicto, la fotografía fue sumamente importante no solo como un documento histórico, pero también por razones militares, permitiendo la vigilancia de puntos estratégicos, y como propaganda para lograr adeptos a la causa.[14] Gill-Amado conserva una serie de fotografías tomadas por su padre durante su participación en el ejército, específicamente cuando estuvo destacado en el Pacífico, que revelan su talento precoz en este arte, evidenciado particularmente en las imágenes que capturan la figura humana.
Tras su participación en la Segunda Guerra Mundial, de la cual fue dado de baja con honores luego de ser herido durante la batalla de Peleliu Island (por lo que recibió un Corazón Púrpura) Gill regresa a la ciudad de Nueva York, donde había residido desde mediados de la década de los 1930s, cuando su familia se exilia de Puerto Rico en busca de nuevas oportunidades. Luego de cursar estudios en el School of Commercial Photography, Gill abre su propio estudio de fotografía, Gill Photo Studio (ubicado en Manhattan, en la calle #116, entre las avenidas Lexington y 3ra), y se dedica a la fotografía de eventos sociales y bodas, y en ocasiones a la fotografía comercial y de arquitectura. Contrae matrimonio con Cecilia en el año 1951, tras lo cual esta se convierte no solo en su mano derecha en el estudio, pero también en su modelo favorita.
Una vez establecido en Puerto Rico en el año 1957, Gill trabaja para United Promoters Advertisers, bajo la dirección de Juan Abril Marqués, con quien entabló una estrecha amistad, produciendo imágenes comerciales, y también para el United Press International cubriendo, principalmente, eventos de farándula. También, se enlista en la Guardia Nacional de Puerto Rico y documenta todos los eventos especiales de este cuerpo militar en la isla. Por otro parte, la nueva relación establecida con la familia Casals le permite explorar el estilo fotográfico que más le apasionaba, la fotografía espontanea (actualmente conocida como fotografía “candid”) que captura de forma informal eventos en la vida diaria de las personas.
Nadie retrató al Maestro Casals como lo hizo Gill, su amigo íntimo, su compadre, el que siempre iba acompañado de su cámara a todos los eventos que celebraba junto al Maestro, particularmente sus cumpleaños entre familiares y amigos, pero también los que se llevaron a cabo en la esfera pública. El álbum de recortes contiene varios telegramas en los que los esposos Gill eran invitados a las celebraciones de cumpleaños del Maestro Casals organizadas por personalidades del gobierno de Puerto Rico. Una de las celebraciones más fastuosas fue la que se llevó a cabo en La Fortaleza el 29 de diciembre de 1966 con motivo del 90 cumpleaños del Maestro Casals. El entonces gobernador de Puerto Rico, Roberto Sánchez Vilella, fue el anfitrión de una velada de conciertos celebrada en los jardines de la mansión ejecutiva, a la que asistieron personalidades de la sociedad puertorriqueña y del mundo de la música clásica a nivel internacional. A demás, uno de los invitados más importantes fue el vicepresidente norteamericano, Hubert Humphrey, quien asistió junto a su esposa y el que, entre otros regalos, le hace entrega al Maestro Casals de una pipa de fumar grabada con las iniciales de ambos. Ese momento anecdótico es capturado en una serié de imágenes por Gill, magníficos ejemplares de fotos espontáneas. El evento fue ampliamente reseñado en la prensa del país y el Maestro Casals lo describió como “una de sus noches más inolvidables”.[15] Curiosamente, uno de los artículos publica una fotografía de uno de los momentos retratados por Gill en sus imágenes, pero a la inversa, en la que se puede ver claramente al fotógrafo, cámara en mano y posiblemente trepado a una silla, capturando la escena y, como de costumbre, acompañado por su esposa Cecilia. Esta joven pareja nunca pudo haber imaginado que el hombre curioso que le saludaba desde su patio los haría participes de sucesos que marcarían para siempre la historia de Puerto Rico.
Las fotografías de Gill narran visualmente la historia del Maestro Casals en Puerto Rico. Estas fueron publicadas en portadas y páginas de programas para el Festival Casals, en un sinnúmero de artículos de periódicos y revistas, y aún en la actualidad, aparecen en publicaciones y documentales. La importancia de estas imágenes es fácil de comprender tomando en consideración que documentan los años más transcendentales de la larga y fructífera vida del violonchelista, conductor y compositor catalán de fama mundial.
El Maestro Casals
El año 1955 fue transcendental para la historia que narran estas páginas. El 11 de diciembre, el Maestro Casals fue recibido con todos los honores en su primera visita a Puerto Rico. Para entender la razón de tan magna celebración, amerita que se presente un breve recorrido por la vida del que fue no solamente un genio musical, sino también uno de los defensores de la paz mundial más importantes del siglo veinte.[16]
Casals nació el 29 de diciembre de 1876 en El Vendrell, al suroeste de Barcelona. Su padre, Carlos Casals, fue organista y maestro de música, y aunque reconocía su talento, fue su madre, Pilar Defilló y Amiguet, puertorriqueña de nacimiento, la que, apostando al potencial de su hijo, se dedicó en cuerpo y alma a adelantar su carrera musical. A los once años, cuando su madre lo lleva a Barcelona a estudiar en la Escuela Municipal de Música, ya tocaba el piano, el órgano, la flauta, el violín, había realizado sus primeras composiciones y también escogido al violonchelo como su instrumento predilecto. Pocos años después, descubre junto a su padre, en una tienda de música en Barcelona, un álbum de música de las Seis Suites de Johann Sebastian Bach para solo de violonchelo, desconocidas hasta ese momento, que hace suyas y convierte en su pieza distintiva, que tocará y estudiará por el resto de su vida.
A los 17 años se traslada a Madrid y conoce a la Reina Regente de España, doña María Cristina, de la cual recibirá un apoyo clave en el desarrollo de su carrera, y al poco tiempo después, luego de viajes a Bruselas y París, regresa a Barcelona donde se convierte en profesor de la escuela de música. El año 1899 fue uno crucial, ya ganaba suficiente dinero para poder independizarse de sus padres. En su segundo viaje a París, visita al importante director musical Charles Lamoureux, quien reconoce el genio musical de Casals y le abre las puertas a oportunidades que impulsan su carrera internacional.
Durante los próximos veinte años acumula triunfos por países de Europa, norte y sur América, no solamente tocando el violonchelo, sino también dirigiendo un sinnúmero de orquestas internacionales. Continúa componiendo y en el año 1920, se establece en Barcelona, donde funda la Orquesta Pau Casals. Entre los honores que recibió durante los próximos años, vale la pena mencionar el doctorado honoris causa que le fue otorgado en 1934 por la Universidad de Edimburgo, no tanto por el reconocimiento recibido, sino porque entonces conoce al Dr. Albert Schweitzer, reconocido médico, filósofo, organista, y ganador del premio Nobel de la Paz en el año 1952, entablando una amistad y mutua admiración que los acompañará toda la vida.
El comienzo de la guerra civil española en el año 1936 cambia por completo el rumbo de la vida del Maestro Casals. Los resultados de la contienda, ganada por el General Francisco Franco, y sus atrocidades en contra de la nación española, y en particular en contra de su amada Cataluña, fueron el catalítico que lo impulsan a un exilio voluntario que lo alejó de su patria por el resto de su vida. En el 1939, ya se había instalado en el pequeño pueblo francés de Prades, destino de muchos refugiados catalanes, y su música pasa a un segundo plano. Aunque continuó presentándose en múltiples escenarios europeos, si bien a menor escala, es en este momento que nació el Casals humanitario. Luego de la Segunda Guerra Mundial, en el otoño de 1946, desolado por la continuidad del gobierno franquista en España y el apoyo que recibía de las grandes potencias mundiales, decidió que no volvería a aceptar invitaciones a tocar en público, ni a cobrar por estas, y en particular, no se presentaría en ninguna nación que reconociera al generalismo español. Sus palabras fueron muy claras, “Pienso que el hombre debe hacer lo que considera correcto y negarse a transigir con el mal. Un artista no puede vivir en una torre de marfil exento de toda responsabilidad para con la sociedad”.[17]
Fue el afamado violinista lituano, Alexander Schneider, el que logró motivarlo a presentarse de nuevo en público. Su justificación fue el segundo centenario de la muerte de Bach. Este le propuso reunir a un grupo de músicos en Prades para conmemorarlo junto a él, y así se originó el primer Festival de Prades. Por varios años, importantes músicos del mundo viajaron a Prades para tocar con el Maestro en los festivales que aún continúan celebrándose. Su fama también atrajo a estudiantes de todo el mundo, que tuvieron el privilegio de aprender el arte del violonchelo junto al interprete más importante de este instrumento. Uno de esos estudiantes fue una joven puertorriqueña a la que conoció por primera vez en el festival del año 1951 y que luego se convirtió en su discípula al llegar a Prades en año 1955, Marta Montañez Martínez.
Una Historia Visual de Casals en Puerto Rico…en Tres Tiempos
“La tierra de mi madre, la tierra de mi madre”, pronunciaba emocionado el Maestro Casals al acercarse al puerto de la Bahía de San Juan el 11 de diciembre de 1955.[18] Ya en el 1952, el Lic. Jaime Benítez Rexach, el entonces rector de Universidad de Puerto Rico en Río Piedras, le había extendido una invitación al Maestro para que visitara la isla, pero no fue hasta el año 1955 que el destino se confabuló para hacer esta visita una realidad. Es justo acertar que la llegada de Marta a su vida, primero como discípula y luego como esposa, fortaleció un vínculo con la isla que se había interrumpido temporeramente desde la muerte de su madre en el año 1931. Fue esta última la que le enseño el amor por su isla de origen desde pequeño, como el mismo Maestro declaró en múltiples ocasiones, en especial durante la ceremonia del 6 de marzo de 1956 cuando recibió un doctorado honoris causa por parte de la del Instituto Politécnico de San Germán, “Las primeras palabras que entendí de mi madre fueron Puerto Rico. Es un sueño que había tenido toda mi vida”.[19] Igual de fortuita era la situación en Puerto Rico, que vivía un momento sin precedentes producto de los proyectos que fomentaron su desarrollo económico e industrial, principal entre estos la Operación Manos a la Obra, y los proyectos culturales que iban a la par fomentados por la administración del nuevo Estado Libre Asociado, como lo fue la Operación Serenidad.[20]
Al arribar a puerto seguro a las 8:05AM a bordo del vapor Flandre, el Maestro Casals, acompañado de su “discípula predilecta”, la señorita Montañez, es recibido por todo lo alto por la esposa del gobernador Luis Muñoz Marín, Inés Mendoza, miembros de la familia Defilló y de la familia Montañez, representantes del gobierno estatal y municipal, y por el público en general. Vale recalcar en este momento la presencia de la señora Mendoza, quién desde el primer momento veló por el bienestar del Maestro y de Marta Montañez, y luego se convertiría en la confidente de ambos hasta el final de sus días. Fueron casi cuatro meses lo que duró su primera visita a Puerto Rico (interrumpidos solo por un corto viaje a México, vía la Habana) tiempo inmensamente fructífero, durante el cual conoció el lugar de nacimiento de su madre, recibió múltiples honores, celebró el primero de sus cumpleaños en la isla, y se sembraron las semillas de lo que se convertiría en el mundialmente reconocido Festival Casals de Puerto Rico. Dos días antes de culminar su primera visita, el Maestro Casals declaraba claramente su compromiso con la isla y su intención de regresar, “Dios me ha otorgado el privilegio a esta avanzada edad, de vivir en la tierra de mi madre los momentos más felices de mi vida; y si Dios me lo permite, vendré el año próximo, como he prometido, a hacer algo por Puerto Rico y a agradecerle como artista todo el gran cariño que me ha tributado este amado pueblo”.[21]
Muchos han atestiguado, entre estos el mismo Maestro, que sus últimos diecisiete años, en los que Puerto Rico se convirtió en su residencia principal, fueron los más felices y productivos de su vida. Ya lo decía el Maestro próximo a cumplir los 90 años, “De verdad siento que estos más o menos diez años con Marta han sido maravillosos, los mejores de mi vida en todos los aspectos”.[22] Internacionalmente, solidificó su sitial como embajador de la paz mundial al recibir la primera “Medalla de la Paz” otorgada por la Naciones Unidas el 24 de octubre de 1971 (su tercera presentación en dicho escenario al cuál había visitado en 1958 y 1963), cuando presenta por primera vez el himno que le había compuesto a dicha institución. También, aceptó la invitación del presidente norteamericano, John F. Kennedy, para presentarse en la Casa Blanca el 13 de noviembre de 1961 en lo que se convertiría en uno de los eventos musicales y culturales más importantes en la historia auspiciados por un primer mandatario de la nación americana. Y finalmente, pero no menos importante, da comienzo a su gran “Cruzada por la Paz” en el año 1962, que lo llevó a presentar su magnum opus, el oratorio El Pessebre, en cincuenta y cinco ocasiones en los más importantes escenarios del mundo, treinta y tres de estas conducidas por el mismo Maestro, cruzada que se extendió hasta el año de su muerte en 1973. Al anunciar su gira declaró, “Mi contribución para lograr la paz puede ser pequeña. Pero al menos habré ofrendado todo lo que pude por un ideal que mantengo sagrado”.[23]
Pero si importantes fueron sus gestas a nivel mundial, sus contribuciones en Puerto Rico durante esos diecisiete años cambiaron el panorama musical de la isla permanentemente y fueron fomentadas por su sueño de convertir la isla en el “centro musical de las Américas”.[24] Ya en una entrevista otorgada al principal pianista puertorriqueño, Jesús María Sanromá, durante su primera visita, el Maestro Casals le declara sus intenciones para con la isla, «Es muy importante y muy necesario que se de en Puerto Rico cosas que contribuyan a su elevación».[25] Como antes mencionado, la intención de establecer un festival de música clásica en la isla ya estaba previsto desde su primera visita y se hizo realidad el 22 de abril de 1957 cuando se inaugura la primera edición del Festival Casals. Reconociendo la necesidad de fomentar el desarrollo de la música clásica en Puerto Rico, no solo apoya el establecimiento de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico, cuyo concierto inaugural a finales del 1958 en el teatro de la UPR en Mayagüez, contó con la dirección del Maestro, pero también el establecimiento del Conservatorio de Música de Puerto Rico. En enero de 1960 se inaugura dicha institución educativa con el Maestro Casals como presidente en una ceremonia a la cual asiste el entonces exgobernador de Puerto Rico, Muñoz Marín, quien la declara como “una adición valiosa a la ‘Operación Serenidad’”.[26]
Primer Tiempo, “Casals y la Música”
Las imágenes de Gill incluidas en la primera de las tres exposiciones que forman parte del proyecto Horace Gill: Tributo a Pablo Casals en Tres Tiempos organizado por la Galería de Arte UPR Carolina rinden tributo al genio musical del Maestro como director de orquesta, maestro y compositor.
La pasión y compromiso con el cual el Maestro Casals se entregaba al momento de ensayar el sinnúmero de orquestas que condujo a través de su vida es legendaria. “Están tocando notas. No toquen notas. ¡Hagan música!”, exclamaba el Maestro Casals mientras ensayaba con la orquesta sinfónica de Toulouse en una de las ediciones del Festival de Prades.[27] Fue ese compromiso que mostró en el primer día de ensayos de la orquesta que tocaría en el primer Festival Casals de Puerto Rico y que quizás lo motivó a continuar el ensayo a pesar de no sentirse del todo bien, y posiblemente contribuyó al ataque cardiaco que sufrió durante el intermedio. Esa personalidad comprometida se revela en la serie de fotografías capturadas por Gill en una de las múltiples ocasiones en las que ensayó con la orquesta del Festival Casals.
Entre los protagonistas que acompañan al Maestro Casals en las imágenes de Gill se encuentran Schneider y Miecyzlaw Horszowski, violinista y pianista respectivamente, los que acompañaron al Maestro en la Casa Blanca durante la famosa presentación del año 1961; el primero, violinista y conductor, que como ya se mencionó fue el gestor del Festival de Prades y también fue participe en la creación del Festival Casals en Puerto Rico, el segundo, “la persona con la que había tocado más años”.[28] También, músicos puertorriqueños como el pianista Sanromá, entonces el músico mejor conocido de Puerto Rico[29], José “Pepito” Figueroa, reconocido violinista puertorriqueño y miembro de la dinastía musical de la familia Figueroa, y la soprano Olga Iglesias, quien interpretó en múltiples ocasiones la parte principal del oratorio El Pessebre. Estos son solo una muestra de las personalidades que visitaron a Casals en sus residencias de Puerto Rico, primero en su casa de Isla Verde y luego en la casa de la urbanización Monterrey en Río Piedras, ambas estructuras ampliamente documentadas en la colección de fotografías. Personalidades a quienes consideraba su familia, como atestiguo en una ocasión la señora Casals, cuando declaró, “Nuestra familia es grande. Está compuesta de los grandes músicos del mundo. Nuestro hogar es su hogar”.[30] En particular, son interesantes las imágenes en las que el Maestro Casals comparte con su compatriota y amigo, Joan Alavedra, compositor del Poema del Pessebre (1948), obra que el Maestro transformó en el antes mencionado oratorio que presentó durante su “Cruzada de la Paz”. Gill los muestra a ambos en una serie de imágenes disfrutando de su mutua compañía, algunas de estas imágenes tomadas en su residencia de Isla Verde.
Una de las imágenes más icónicas incluidas en esta primera selección es la que presenta el violonchelo del Maestro descansando sobre una silla vacía en el salón musical de la casa de Río Piedras, imagen que posteriormente fue utilizada para la portada del programa del “In Memoriam” para los actos de recordación celebrados por la Organización del Festival Casals el 29 de diciembre de 1973, el primer cumpleaños luego de su muerte.
Segundo Tiempo, “Casals en su Hogar”
Las imágenes escogidas para la segunda exposición presentan a Casals el hombre, siguiendo su conocida rutina diaria en Puerto Rico en la que comenzaba el día con un paseo por la playa, seguido de horas dedicadas a practicar su música y a atender la abundante correspondencia que le llegaba de todas partes del mundo, lo cual hizo diligentemente hasta el final de sus días. Siempre a su lado estuvo su fiel y adorada Marta, “Soy un hombre feliz. Mis años con Marta han sido los mejores”.[31] La devoción de esta por el Maestro es evidente en las imágenes de la pareja capturadas por el amigo fotógrafo, especialmente las del día de su boda religiosa y en los momentos de pura sencillez, como un simple ajuste de anteojos, momentos que al ser capturados por el lente de Gill cobran monumentalidad. Otra selección importante en esta exposición son las imágenes que documentan la relación afectuosa entre las familias Gill y Casals. Un grupo de estas atestiguan a la devoción que sentía el Maestro por su pequeña ahijada Cecily, quien es capturaba en una de estas embelesada al escuchar al maestro tocar su violonchelo.
Tercer Tiempo, Casals y la Sociedad Puertorriqueña
Desde la primera visita del Maestro Casals a Puerto Rico, el país se desbordó en celebraciones para honrar a este genio de la música y baluarte de la paz. Ni sus más allegados, ni el gobierno, dejaron de celebrar afanadamente cada cumpleaños que celebraba en la isla. Desde que lo conoció, a su lado en estas celebraciones se encontraba Gill, como evidencian particularmente las celebraciones organizadas para celebrar su 85 cumpleaños en el 1961 organizada por el gobierno de Muñoz Marín y sus 90 en La Fortaleza de Sánchez Vilella.
Las fotografías de Gill seleccionadas para la tercera fase del proyecto se complementan con fotografías pertenecientes a la Fundación Luis Muñoz Marín, entre estas imágenes de la primera visita del Maestro a la casa en la que nació su madre en Mayagüez, las actividades de inauguración del Conservatorio de Puerto Rico, la visita del Maestro y Muñoz Marín a la Casa Blanca, y otros ejemplos, que documentan la actividad pública de Pablo Casals en Puerto Rico.
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El Maestro Pablo Casals muere el 23 de octubre de 1973. Al día siguiente, fue despedido por el pueblo puertorriqueño en un homenaje celebrado en la rotonda del Capitolio que por primera vez unió a todos los gobernadores electos de Puerto Rico hasta el momento. En las ceremonias exequiales participaron la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico y el coro del Conservatorio de Música. Acto seguido, fue sepultado en el cementerio Puerto Rico Memorial, a poca distancia de donde estuvo ubicada su residencia en Isla Verde. El 8 de noviembre de 1979, sus restos fueron exhumados y comenzaron el camino a su última morada, la tierra donde había nacido hace casi ciento tres años, El Vendrell en Tarragona, Cataluña.
Gill, Casals y la Galería de Arte UPR Carolina
“Como hombre mi principal obligación es con el bienestar de mis compañeros humanos. Me dedicaré a cumplir con esta obligación a través de la música – los medios con los que Dios me ha dotado – ya que esta transciende lenguajes, ideologías políticas y las fronteras nacionales.”[32]
Pobre es el pueblo que no reconoce y recuerda la labor de aquellos que desinteresadamente contribuyen a su bienestar. Uno de ellos fue el Maestro Pablo Casals. La exposición Horace Gill: Tributo a Pablo Casals en Tres Tiempos propone no solamente honrar la memoria de un ser que ofrendó sus dotes a la humanidad, pero también desea rescatar su figura del olvido colectivo de nuestro país, la memoria de un hombre que hasta sus últimos días vivió con una intensidad que pocos experimentan. Ese es el hombre que vemos en las fotografías de Horace Gill, colección de imágenes que documenta su vida plena y feliz en Puerto Rico. Por otra parte, pero no menos importante, esta exposición provee una oportunidad excepcional de presentar a nuevas generaciones el legado del Maestro Casals.
Agradecimientos
Desarrollar un proyecto de este calibre en tan solo tres meses es una misión que sería imposible sin la ayuda de un grupo comprometido de personas que merecen mención en este mensaje. Nuestro agradecimiento va dirigido a la señora Cecilia Gill-Amado quien no solo nos prestó desinteresadamente esta colección de fotografías, sino que también nos proporcionó una entrevista que ha resultado ser instrumental al momento de recrear la biografía de su padre, Horace Gill. A la señora Marta Casals Istomin, quien, a tantos años de la partida del Maestro de este mundo terrenal, aun vela apasionadamente por la integridad de su legado. Gracias por su confianza y generosidad. Al profesor José Delannoy, quien sembró la semilla que dio fruto a este proyecto y también ha dedicado casi dos décadas a mantener viva la memoria de Pablo Casals en Puerto Rico, memoria que presentó en una amena charla en el Recinto de Carolina. Agradecemos la generosidad del profesor Jorge Delgado Maldonado por no solo su excelente trabajo en la digitalización de todas las imágenes, sino también por el préstamo de algunas cámaras fotográficas de su colección que acompañaran la muestra y por ofrecer un importante conversatorio sobre el tema de la fotografía. Al profesor Carlos Rivera Aponte, por su charla sobre el legado del Maestro Casals en Puerto Rico y su asistencia en la coordinación de eventos especiales que acompañan la exposición. De igual manera, le agradecemos al profesor Alejandro Apesteguía, quien presentó en una conferencia su particular perspectiva sobre los exiliados españoles en Puerto Rico. Agradecemos también el apoyo económico de la compañía Aerostar Airport Holdings, LLC, que nos permitió realizar este proyecto en momentos en los que la Universidad de Puerto Rico se ve directamente afectada por la crisis fiscal del país. Por la misma razón agradecemos al Maestro Asdrúbal Colmenárez. También al señor Osvaldo Santiago y a la Galería OsviArte por el excelente trabajo de enmarcado. En la Universidad de Puerto Rico en Carolina agradecemos al Rector, doctor Jorge Valentín Ascencio, al otrora Decano de Asuntos Académicos, el doctor Jimmy Torre Rodríguez, al doctor José Meza, al ingeniero Muñiz, al señor José Sosa, al señor Víctor González, a la doctora Astrid Díaz, a la señora Annette Álvarez y al doctor Heriberto Nieves. Agradecemos también por su asistencia a la señora Magdeline Hernández y a los estudiantes de Estudio y Trabajo, a las señoritas Angélica Zayas Henríquez, Dayaneira Lanzó Pacheco, Angélica Ortiz Rojas y Nicole Vázquez Ruiz, y a los señores Alejandro Ruiz y Antonio Figueroa.
Finalmente, y definitivamente no menos importante, agradezco inmensamente al profesor Christopher Castillo, Presidente de la Junta de Directores de la Galería y a la doctora Bianca Aponte Torres, Directora Interina del Departamento de Humanidades. Agradezco su invaluable apoyo en este proyecto y el privilegio de compartir la misma visión para la Galería de Arte UPR Carolina. Seguimos y llegamos a la meta.
Dedicatoria: A mi padre, hombre justo y generoso que, al igual que el Maestro Pablo Casals, vivió con pasión y compromiso hasta el final de sus días. ¡Gracias por tanto! DEP, Manuel Rodríguez Soliván (1925-2019).
Notas
*Desgraciadamente, los sucesos acontecidos en el país, incluidos los terremotos de enero del 2020 y la pandemia del Covid-19, evitaron la presentación del “Segundo” y “Tercer Tiempo”.
[2] Correspondencia entre el señor Jacob Gill y la administración de la Florida International University. Horace Gill Collection.
[3] Entrevista a Cecilia Gill-Amado, 7 de agosto de 2019.
[4] Se le agradece al señor Yoshuabel Lamboy Morales, entonces estudiante de arquitectura en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Puerto Rico, y participante en el Taller de Diseño Comunitario, por compartir información sobre esta exposición.
[5] Para propósitos de este escrito, no se pudo identificar la selección de fotos por Horace Gill presentadas en esta exposición. Freck Hart, “Classic, Historic Casals Photo Show Is Set,” The San Juan Star (May 28, 1972), 31-33.
[6] Aunque se desconoce si sus imágenes fueron incluidas en la exposición, es importante mencionar a la señora Margaret B. Rodríguez, fotógrafa de La Fortaleza, quien capturó algunas de las imágenes más icónicas de la primera visita de Pablo Casals a Puerto Rico. Para imágenes de Pablo Casals por Vytas Valaitis ver Vanda Valaitis, Casals Photographed by Vytas Valaitis (Paragraphic Books, 1966). Para imágenes de Pablo Casals por Fritz Henle ver Fritz Henle, Casals (Málaga: Gráficas Sorima, 1984).
[7] Hart, 32.
[8] Ibid.
[9] Ibid, 32-33.
[10] “To the world Pablo Casals was a renowned cellist. To my family and I, he was a friend. To my children, he was their godfather. My husband and I were best man and maid of honor at his wedding to Marta. (…) Our first encounter was simple, it took place at Punta Las Marías. He came to my back porch and simply said, “I am your neighbor”. We greeted each other. I did not expect our friendship could flourish, considering I was not a musician. (…) But life, has a way of turning things around with the unexpected.” Traducción de la autora. Cita proviene del álbum recopilado por la señora Gill, “Rememorando sobre Pablo Casals”, The Man, Pablo Casals (Horace Gill Collection), 4.
[11] Este relato del primer encuentro entre la familia Gill y la familia Casals está basado en la entrevista realizada a la señora Gill Amado el 7 de agosto de 2019.
[12] Cita de entrevista con señora Gill-Amado. De los once hijos nacidos del matrimonio entre Carlos Casals y Pilar Defilló y Amiguet, padres de Pablo Casals, solo 3 sobrevivieron.
[13] Entrevista a Cecilia Gill-Amado, 7 de agosto de 2019. Las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos poseían divisiones dedicadas a la educación de soldados en estos menesteres. Como ejemplo, se puede mencionar un video producido 1940s por la Fuerza Naval de los Estados Unidos, en donde se ofrece un entrenamiento básico sobre la fotografía y cinematografía. Ver < https://www.youtube.com/watch?v=nZl4ilh0uYU&list=WL&index=7&t=0s>.
[14] “Photography, World War II,” Encyclopedia.com <https://www.encyclopedia.com/defense/energy-government-and-defense-magazines/photography-world-war-ii> Consultado el 29 de septiembre de 2019.
[15] Bartolomé Brignoni, “Humphrey Elogia Metas de Libertad de Casals” (31 de diciembre de 1966).
[16] Fuentes para las notas biográficas de Pablo Casals presentadas en este ensayo: Pablo Casals en Puerto Rico 1955-1956 (San Juan: Departamento de Instrucción Pública, 1957); Pablo Casals, según relato a Thomas Dozier, “Las Memorias de Pablo Casals”, Life (4 de mayo de 1959); Robert Baldock, Pablo Casals, (Boston: Northeastern University Press, 1992); and Isserlis, LEGENDS Interview Series, Marta Casals Istomin (2012).
[17] Life, 68.
[18] Pablo Casals en Puerto Rico, 31.
[19] Traducción de la autora. Baldock, 212.
[20] Para más información sobre la Operación Serenidad consultar el volumen de ensayos: Explorando la Operación Serenidad. Soraya Serra Collazo, ed. (San Juan: Fundación Luis Muñoz Marín, 2011.)
[21] Cita proviene de discurso ofrecido por Pablo Casals en almuerzo ofrecido por el Ayuntamiento de San Juan el 26 de marzo de 1956. Pablo Casals en Puerto Rico, 81.
[22] Barry Farrell, “Serenade to Ninety Years of Greatness,” Life 61:11 (November 11, 1966), 38.
[23] Pablo Casals, según narrado a Albert E. Kahn, “Casals: Significado del Amor”, (San Juan, 16 de mayo de 1970), 17A.
[24] Richard C. Schroeder, “Conservatory of Music,” Qué Pasa in Puerto Rico (August 1960), 15.
[25] Entrevista de Jesús María Sanromá a Pablo Casals, WIPR. Video cortesía de la Fundación Luis Muñoz Marín.
[26] Schroeder, 15.
[27] Farrell, 36.
[28] Esto según la señora Marta Casals Istomin en declaraciones incluidas en el documental Kennedy, Casals y Muñoz: fusión de voluntades, publicado por le Fundación Luis Muñoz Marín el 27 de julio de 2019, <https://www.youtube.com/watch?v=GFpKtOHhgBk&list=PLWAvEI2ppH-qgmVGgUnNCAg_ZaDbMnc51&index=3&t=16s>.
[29] Baldock, 219.
[30] Nory Segarra, “The Casals Live Close to Beauty,” The San Juan Star (24 de junio de 1961), 12.
[31] Farrell, 38.
[32] Fragmento del mensaje ofrecido al comenzar la “Cruzada por la Paz”. Citado en Casals, Kahn, 17A.
OBRAS Y OBJETOS PRESENTADOS EN LA EXPOSICIÓN
OBRAS Y OBJETOS PRESENTADOS EN LA EXPOSICIÓN
(*A menos que se especifique lo contrario, todas las fotografías son por Horace Gill.)
El Maestro y su instrumento
Esta selección de cuatro retratos del Maestro Pablo Casals realizados por Horace Gill, durante una misma sesión, ponen de manifiesto la confianza establecida entre el fotógrafo puertorriqueño y el músico catalán. En el 1972, con motivo de una exposición dedicada a fotografías del Maestro organizada por el Instituto de Cultura Puertorriqueña, en la que se incluyeron imágenes de varios fotógrafos, entre estos Gill y otros como Fritz Henle y Vytas Valaitis, se identifica al puertorriqueño como un “amigo cercano de la familia Casals, quien es reconocido por retratar a Casals el hombre, no el músico”(The San Juan Star, 28 de mayo de 1972).
Los retratos de Gill documentan la vida feliz y plena del Maestro en Puerto Rico. En estas es evidente la efervescente personalidad de un hombre que hasta sus últimos días vivió con una intensidad que pocos experimentan. El mismo Maestro atestiguó en múltiples ocasiones que sus últimos diecisiete años, en los que Puerto Rico se convirtió en su residencia principal, fueron los más felices y productivos de su vida. Así lo hizo próximo a cumplir los 90 años, cuando declaró, “De verdad siento que estos más o menos diez años con Marta han sido maravillosos, los mejores de mi vida en todos los aspectos” (Life, 11 de noviembre de 1966).
Retratos de Pablo Casals, c. 1972 (4 fotografías), Colección Horace Gill
Una de las últimas ocasiones en las que el Maestro Pablo Casals tocó el violonchelo ocurrió en septiembre de 1973, durante su visita a Israel en ocasión del 25 aniversario de su fundación. El Maestro toco para Golda Meir, la Primera Ministra del país, en su famoso violonchelo creado por el italiano Matteo Groffriller en 1733, que adquirió en el año 1913 y tocó en algunos de los más importantes escenarios mundiales durante su larga carrera. Girándose hacia su instrumento declaró a Meir, “Mi violonchelo es mi amigo más antiguo…oh sí…mi violonchelo es mi acompañante. Lo amo y el me ama a mí. El suena bien para hacerme feliz”.
Otro “compañero fiel” del Maestro Casals fue su violonchelo francés creado por Jean-Baptiste Vuillaume en el siglo diecinueve, que adquirió posiblemente en París en los 1930s. Este instrumento se convirtió en el favorito del Maestro para tocar en Puerto Rico debido a que fue realizado con maderas que toleraban el ambiente húmedo de la isla caribeña.
El violonchelo de Pablo Casals creado por Jean-Baptiste Vuillaume presentado en el salón de música de la que era su residencia en la Urbanización Monterrey en Río Piedras, 1973 (2 fotografías), Colección Horace Gill
El Conductor y el Festival Casals de Puerto Rico
La pasión y compromiso con el cual el Maestro Pablo Casals se entregaba al momento de ensayar el sinnúmero de orquestas que condujo a través de su vida es legendaria. “Están tocando notas. No toquen notas. ¡Hagan música!”, exclamaba el Maestro Casals mientras ensayaba con la orquesta sinfónica de Toulouse en una de las ediciones del Festival de Prades (Life, 11 de noviembre del 1966). Fue ese compromiso el que mostró en el primer día de ensayos de la orquesta que tocaría en el primer Festival Casals de Puerto Rico, el 16 de abril de 1957, y que quizás lo motivo a continuarlo a pesar de no sentirse del todo bien, contribuyendo al ataque cardiaco que sufrió en el medio de este. Imposibilitado de participar en dicho festival, el Maestro es sustituido por el violinista Alexander Schneider, su gran amigo y “mano derecha” a quien le había acometido la tarea de asistir en el establecimiento del renombrado Festival en la isla, cuyas primeras ediciones se llevaron a cabo en el Teatro de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras. Schneider condujo la orquesta desde su silla de violín principal, dejando el podio del conductor vacío pues “nadie podía remplazar al maestro mientras este estuviera vivo”.
Ya en su primera visita, que se extendió por más de cuatro meses entre el 1955 y 1956, se sembraron las semillas de lo que se convirtió en el reconocido Festival Casals de Puerto Rico. Fue el propio gobernador Luis Muñoz Marín quien le sugiere replicar en la isla el éxito del Festival de Prades originado en dicho pueblo francés, lugar de exilio del Maestro desde el año 1950. Tal gesta iba en acorde perfectamente con los proyectos culturales fomentados por la administración del nuevo Estado Libre Asociado y su “Operación Serenidad”.
Dos días antes de culminar su primera visita, el Maestro Casals declaraba claramente su compromiso con
la isla y su intención de regresar,
“Dios me ha otorgado el privilegio a esta avanzada edad, de vivir en la tierra de mi madre los momentos más felices de mi vida; y si Dios me lo permite, vendré el año próximo, como he prometido, a hacer algo por Puerto Rico y a agradecerle como artista todo el gran cariño que me ha tributado este amado pueblo”.
No fue hasta el año 1959, en la tercera edición del Festival Casals en Puerto Rico, que el maestro pudo realizar su debut como director de la orquesta del Festival.
Pablo Casals ensaya con la Orquesta del Festival Casals, c. 1959 (3 fotografías), Colección Horace Gill
El Maestro, sus discípulos y colegas
La gloria del Maestro Pablo Casals atrajo a Prades, Francia, lugar de su exilio autoimpuesto desde el año 1939, a estudiantes de todo el mundo ansiosos por aprender el arte del violonchelo junto al interprete más importante de este instrumento. Uno de esos estudiantes fue una joven puertorriqueña a la que conoció por primera vez en el Festival de Prades del año 1951 y que luego se convirtió en su discípula al regresar en año 1955, Marta Montañez Martínez. El efecto de sus lecciones con el Maestro Casals fue inmediatamente reconocido, como comentaba el crítico musical español, Alfredo Matilla, quien observó, el 26 de enero de 1956, que “Siempre tuvo Martita un sonido limpio y brillante en el violonchelo, pero ahora no solo ha perfeccionado ese tono, sino que a la técnica ha unido la compresión. Los dúos con Casals identificaban la ejecución, hasta el punto de que su mejor elogio sería decir que era la réplica exacta de la voz experimentada y genial del primer violonchelista de nuestros tiempos (Pablo Casals en Puerto
Rico, 1957).
El Maestro Casals no solo continuó recibiendo estudiantes en Prades y en sus ya tradicionales cursos
musicales en Zermatt, Suiza, pero también añadió a su agenda anual el Festival Musical de Marlboro en
Vermont en 1960, en donde impartió clases magistrales, al igual que en la Universidad de Berkley en California, a los jóvenes violonchelistas más prometedores del mundo. Eventualmente, sus estudiantes llegarían a San Juan, Puerto Rico, y este los recibiría con los brazos abiertos.
Entre sus más importantes discípulos encontramos al japonés Takeichiro Hirai, quien estudió por cinco años con el Maestro Casals en Puerto Rico y sobre el cual habló este en una conferencia de prensa en el 1961, “Lo he llevado conmigo por todo Europa, y le he enseñado todo los que sé. ¡El será mi sucesor!” Horace Gill inmortalizó a Hirai en una serie de retratos en los que es presentado recibiendo las instrucciones del Maestro Casals en su casa de Isla Verde, tres de las cuales están incluidas en la exposición.
Pablo Casals recibe visitas de los Becados del Festival Casals, c. 1960-1970 (2 fotografías), Colección
Horace Gill
Pablo Casals impartiendo una clase magistral en su hogar de Isla Verde, c.1960, Colección Horace Gill
Pablo Casals y su discípulo Takeichiro Hirai, en el hogar de Casals en Isla Verde, c. 1957-1962 (3
fotografías), Colección Horace Gill
Entre los protagonistas que acompañan al Maestro Pablo Casals en las imágenes de Horace Gill se encuentran Alexander Schneider, destacado violinista y conductor, responsable de originar el Festival de Prades y gestor del Festival Casals en Puerto Rico, y el pianista Miecyzlaw Horszowski, gran amigo del Maestro a quien conoció cuando el último apenas tenía diez años. Ambos músicos tuvieron una presencia muy importante en las últimas tres décadas de la vida del Maestro Casals, compartiendo escenario con él en innumerables eventos, de mayor relevancia entre estos el concierto ofrecido en la Casa Blanca del presidente John F. Kennedy el 13 de noviembre de 1961.
Gill también documentó a los músicos puertorriqueños del entorno íntimo de Casals, como el pianista Jesús María Sanromá, pianista y para entonces el músico mejor conocido de Puerto Rico, José “Pepito” Figueroa, reconocido violinista puertorriqueño y miembro de la dinastía musical de la familia Figueroa, y la soprano Olga Iglesias, su soprano predilecta, quien interpretó en múltiples ocasiones la parte principal
del oratorio El Pessebre. Estos son solo una muestra de las personalidades que visitaron a Casals en sus residencias en Puerto Rico, primero en su casa de Isla Verde y luego en la casa de la urbanización Monterrey en Río Piedras, ambas documentadas de igual manera en las fotos de Gill. Personalidades que conformaban su familia, como atestiguó en una ocasión la señora Casals, cuando declaró, “Nuestra familia es grande. Está compuesta de los grandes músicos del mundo. Nuestro hogar es su hogar” (The San Juan Star, 24 de junio de 1961).
Curiosamente, tres fotos que son parte de la Colección Gill no son del puertorriqueño. Una de estas, fue tomada por su esposa Cecilia durante uno de los múltiples viajes, en esta ocasión a Atenas, en los que acompañaba a los esposos Casals. En esta imagen aparece junto al Maestro el reconocido pianista norteamericano Eugene Istomin, quien a sus 25 años se convirtió en el músico más joven en participar en el primer Festival de Prades en 1950. Las otras dos presentan al Maestro junto a su amigo Albert Schweitzer, reconocido médico, filósofo, organista, y ganador del premio Nobel de la Paz en el año 1952,
a quien los esposos Casals visitaron en su hogar en Gunsbach, Alsacia. Juntos son retratados frente al órgano recién restaurado de la parroquia medieval del pueblo.
Autor desconocido, Pablo Casals y Albert Schweitzer, c. 1961(2 fotografías), Colección Horace Gill
Cecilia Gill, Pablo Casals y Eugene Istomin en Atenas, c. 1960, Colección Horace Gill
Alexander Schneider y Miecyzlaw Horszowski junto a Pablo Casals en su casa de Isla Verde, c. 1960-
1965, Colección Horace Gill
Alexander Schneider y Miecyzlaw Horszowski junto a Pablo y Marta Casals en su casa de Isla Verde, c.
1960-1965, Colección Horace Gill
Pablo Casals, Miecyzlaw Horszowski y Olga Iglesias, c. 1960-1965, Colección Horace Gill
José “Pepito” Figueroa, Jesús María Sanromá junto a Pablo y Marta Casals, c. 1960, Colección Horace
Gill
Jesús María Sanromá, Pablo Casals y José “Pepito” Figueroa, c. 1960, Colección Horace Gill
Pablo Casals y Jesús María Sanromá, c. 1960, Colección Horace Gill
El Pessebre: El Maestro Casals y su “Cruzada de la Paz”
“Mi oratorio ‘El Pesebre’ es una modesta ofrenda mía hacia ese logro [fraternidad paz entre los hombres]. En mi música toda, aparte del valor que pueda tener como tal, lo primordial para mi es la idea que la inspira. Yo he puesto en El Pesebre mi corazón y mi plegaria, para unirme con mi humilde lenguaje a la divina suplica que resonó en las esferas, con música de angélicas trompetas, cuando el Padre envió al mundo su divino Redentor: ‘Gloria a Dios en las Alturas, y Paz en la Tierra a los Hombres de Buena
Voluntad”.
-Pablo Casals
En el año 1943, el Maestro Pablo Casals comienza a musicalizar el Poema del Pessebre escrito por su
amigo, el poeta y periodista Joan Alavedra. Aunque su intención era presentarlo por primera vez en la
basílica de Santa María de la Monserrat, no lo logra pues su exilio autoimpuesto interrumpe su sueño de regresar Cataluña y la decepción ante los conflictos bélicos de mediados de siglo veinte lo hacen abandonar su labor. No es hasta el 1960, cuando ya residía en Puerto Rico, e inspirado por su primera visita a la Asamblea de las Naciones Unidas en año 1958, que termina un gran oratorio para orquesta, solista y coro basado en el Nacimiento y la Pasión de Jesucristo.
La estrecha relación de amistad y trabajo entre el Maestro Casals y Alavedra está documentada en una serie de imágenes en las que Horace Gill los muestra disfrutando de su mutua compañía en una visita que le realizara su compatriota exiliado a la isla.
Pablo Casals junto a Joan Alavedra en su casa de Isla Verde, c. 1960-1961, Colección Horace Gill
Marta y Pablo Casals junto a Joan y Monse Alavedra, c. 1960-1961, Colección Horace Gill
Joan Alavedra y Pablo Casal en la playa de Isla Verde, c. 1960-1961, Colección Horace Gill
Pablo Casals y Joan Alavedra, c. 1960.1961, Colección Horace Gill
Joan Alavedra y Pablo Casals, c. 1960.1961, Colección Horace Gill
Pablo Casals y Joan Alavedra, c. 1960.1961, Colección Horace Gill
El Maestro Casals presenta su oratorio por primera vez el 17 de diciembre de 1960, pero no es hasta el 19 de abril de 1962, que el Maestro da comienzo a su gran “Cruzada por la Paz”, que lo llevó a presentar su magnum opus, el oratorio El Pessebre, en sobre cincuenta ocasiones en los más importantes escenarios del mundo, al menos treinta y tres de estas conducidas por el mismo Maestro. Esta cruzada, que lo llevó
de regreso a las Naciones Unidas el 24 de octubre de 1963, se extendió hasta el año de su muerte en 1973.
Casals viajo frecuentemente hasta el final de su vida, su último viaje fue a Israel menos de un mes antes del ataque al corazón que lo llevó a su muerte. Los periódicos de la época reseñaban cada partida y cada llegada de Casals a la isla. En el aeropuerto siempre le esperaban un sinnúmero de miembros de la prensa, representantes del gobierno local, familiares y amigos, entre los que se encontraba Gill. Una serie de
fotografías capturan el genuino regocijo del músico a su llegada a la isla, muchas veces con su icónico paraguas en mano y acompañado de su adorada esposa, Marta Casals.
Pablo y Marta Casals a su llegada a Puerto Rico en un vuelo proveniente de Nueva York, c. 1960,
Colección Horace Gill
Pablo Casals acompañado de reporteros durante llegada a Puerto Rico, c. 1965, Colección Horace Gill
Marta y Pablo Casals a su llegada a Puerto Rico, c.1965, Colección Horace Gill
Pablo Casals a su llegada a Puerto Rico, c. 1965, Colección Horace Gill
Álbum y libro de recortes de la Colección Horace Gill
La Colección Horace Gill conserva un álbum y un libro de recortes relacionados a la figura del Maestro Pablo Casals que son una mina de información para cualquier estudioso del tema y se presentan al público por primera vez en la exposición Horace Gill: Tributo a Pablo Casals en tres tiempos.
El primero, titulado “The Man, Pablo Casals”, presenta una colección de imágenes, pruebas fotográficas y reflexiones documentadas por Cecilia Gill, la esposa del fotógrafo, que evidencia la estrecha relación de amistad que existió entre ambas familias y que se ve reflejada en las fotografías de la exposición. Muestran al Maestro Casals en sus momentos más íntimos: imágenes de su convalecencia luego del
ataque cardiaco que sufrió en abril de 1957 mientras ensayaba a la orquesta del primer Festival Casals; imágenes de la ceremonia y la recepción en ocasión de la boda religiosa de Pablo y Marta Casals en 1958, en la cual Horace y Cecilia participaron como padrinos; celebraciones de cumpleaños entre familiares; e imágenes de los viajes en los que Cecilia acompañaba a la pareja. En este álbum se preserva una reflexión de Cecilia que en unas breves frases nos da a entender el lugar importante que el Maestro Casals ocupó en la vida de la Familia Gill:
“Para el mundo, Pablo Casals fue un reconocido violonchelista. Para mi familia y para mí, fue un amigo
Para mis hijos, fue su padrino. Mi esposo y yo fuimos los padrinos en su boda con Marta. (…) Nuestro
primer encuentro fue simple, fue en Punta Las Marías. Llegó a mi patio y simplemente me dijo, “Soy su
vecino”. Nos saludamos. Nunca imaginé que nuestra amistad florecería como lo hizo, considerando que
no soy música. (…) Pero la vida, tiene una manera de cambiar su rumbo inesperadamente”
-Cecilia Gill
El libro de recortes, o “scrapbook”, preserva un sinnúmero de recortes de periódicos, revistas, programas de conciertos y actividades especiales, cartas y telegramas, que Cecilia recopiló desde el 1957 hasta unos años luego de la muerte del Maestro en 1973. La hija de Horace y Cecilia Gill, Cecilia, o Cecily como cariñosamente le llamaban, organizó este libro de recortes, a petición de su madre, durante unas
vacaciones de verano.
En esta vitrina también se incluyen dos ejemplares de programas del Festival Casals en los que se publicaron fotografías por Horace Gill. Una de estas, presentada en esta exposición, documenta la visita a Puerto Rico en c. 1960-1961 del poeta y periodista, Joan Alavedra, autor del texto del oratorio El Pessebre. También se incluye una copia del programa del “In Memoriam”, publicado en ocasión de la ceremonia de exequias en honor al Maestro Casals de la Organización del Festival Casals en la primera celebración póstuma de su cumpleaños, el 29 de diciembre de 1973. En la portada de este se presenta una de las imágenes más icónicas incluidas en la primera fase de la exposición, en la que se ve el violonchelo del Maestro descansando sobre una silla vacía en el salón musical de la que era su casa en la Urbanización Monterrey en Río Piedras.